Que algún artista, celebridad o influencer promocione un producto, siempre ha sido algo habitual, para posicionar o vender algo. Sin embargo, como en todo, está el lado bueno, el malo y el Bárbara de Regil. Oh, quisimos decir el DESCARADO. Y ahí te va el porqué… Digo, por si quedara alguna duda.
Desde ropa, maquillaje, videojuegos, kits de belleza y lo más normal que te puedas imaginar, hasta (y desgraciadamente), aplicaciones que no sirven para nada, ¡PARTIDOS POLÍTICOS! o cosas que lejos de que no funcionan para nada, dañan la salud o su procedencia es dudosa. Aquí vamos con la personaje Bárbara de Regil.
¿Antecedentes? Muchos. Pa’ empezar, como muchos influencers de hoy en día, va por ahí con la irresponsabilidad de recomendar dietas, ejercicios y lo peor de todo: hablar de ”inteligencia emocional” de la peor forma, sin asesorarse de profesionales en la materia (bueno, eso parece). Porque si lo hace, no sabemos qué pensar.
Lejos de hacer esas recomendaciones, ajá, las vende, que es mil veces peor. Basta con entrar al sitio web de la proteína ”Loving It”, producto estrella de Bárbara para ver todo lo que vende. Puro marketing de producto milagro.
¿Cómo detectarlo?
Para empezar, este producto tenía altas posibilidades de venderse solo por el simple hecho de ser de la celebridad. Lo malo: lo apresurado que se vio el producto para salir al mercado. Lo peor: los testimonios de los youtubers que avalan la desesperación para que de Regil les mandara la proteína y le hicieran stories recomendándolo. Y AÚN PEOR: el mal etiquetado y cómo Bárbara vende este producto.
1-. Diciendo que ella lo hizo, ofreciendo una solución (que te podría ofrecer otro producto avalado), con ”mucho amor” y específicamente para ti.
2-. Casi casi, diciéndote que te va a hacer adelgazar con tan solo consumirlo.
3-. Se presume que sobornó a Nutriólogos e influencers para que hablaran bien del producto y todos sus beneficios.
4-. Lo vende a sobre precio a través de las plataformas más accesibles y con un ”descuentazo”.
5-. Lo promociona de manera masiva en sus historias de Instagram, mostrándolo básicamente como la solución a todos tus problemas.
Oye, pero ¿no todos los productos se venden de la misma forma?
Pues no, para empezar porque hablamos con temas relacionados con la salud. Cuando ves en televisión esos anuncios de aparatos, fajas y hasta tennis que te hacen adelgazar, son productos milagro, o sea, que prometen cosas que no van a cumplir. Otro caso conocido y quizá igual de dañino sea Herbalife, que también promete que adelgazas, cuando solo te tiene comiendo malteadas.
Y no, no está bien. Reiteramos, se habla de temas de salud. Para empezar, la proteína de Bárbara ni siquiera cumple con lo que dice su etiquetado. Y eso pone a pensar muchas cosas. Para empezar, ¿qué te mete esta individua al cuerpo? Y desgraciadamente, se ve que le importa un comino (como a todos los youtubers y Nutriólogos que se vendieron).
Otras personas dirán, ”pero cada quien es libre de comprar lo que quiera”. Ajá, eso dices tú. ¿Pero qué hay de las personas que admiran el trabajo de Bárbara de Regil, por el simple hecho de que su mensaje sí influyó en ellos. Tener millones de seguidores y gente que te apoye, en automático te convierte en alguien con mucha responsabilidad con el mensaje que vas a mandarles. Ahora imagínate para venderles. Lo peor del caso es que de Regil lo sabe, la gente que la maneja lo sabe. Y por eso, nacen estos productos.
Está canijo y es un tema con bastante controversia. El marketing siempre es una herramienta que desgraciadamente, también es de doble filo. La ventaja aquí es que, el de Productos Milagro, siempre es tan predecible que puede definirse con los pasos que te explicamos arriba.
Por último, siempre consulta lo que tus influencers o celebridades favoritas te recomiendan. No lo hacen porque lo hayan usado, sino porque les pagaron para decirlo o mínimo se los regalaron a cambio de una mención. También los managers influyen en las decisiones y productos que promocionan. Y como siempre, habrá unos más buenos que otros. Y aquí, el verdadero poder es la información para decidir qué compras y qué no. Y ojalá nunca sea, un producto milagro de alguien que vendería su palabra o su credibilidad, por unos cuantos pesos.